La nueva voz de Caliope – Mis líneas de amor

La nueva voz de Caliope

Mis líneas de amor

Teresa Vergara Ángeles

Cuando empecé a escribir esta columna mi cerebro estaba invadido por una exquisita explosión de dopamina, una MUÑEquesca dopamina; las semanas pasaron, las circunstancias cambiaron y mi vida afortunadamente siguió caminando. Después de lágrimas y risas me encuentro hoy escribiendo lo que no me dio tiempo de decir, lo que no vi caso decir, lo que se encuentra dentro de mi.

En primera, soy una ferviente enamorada del amor y eso lo se cada que suspiro con ciertas canciones, cuando lloro con libros y sus historias románticas que no se pueden realizar, cuando veo la luna me imagino contemplarla acompañada.

Y aunque soy sínica y sarcástica también soy amorosa y apasionada; pero me lo había negado, hasta que conocí a alguien que desbloqueo esa parte en mí, antes de esta locura me daba miedo sentir con tanta fuerza porque era un riesgo para el corazón y para la dignidad.

Y llegó el momento en el que besé los labios que tenía 20 años queriendo probar y pues me dejé ir, solté mis miedos y me subí a un sube y baja emocional.

Sin saberlo saqué la cursilería en donde no sería valorada, sentí en muy poco tiempo lo que no sabía que podía sentir, me tocó paladear el beso más anhelado que imaginaba nunca iba a llegar.

Para colmo, cuando el cuento se quebró, mis músicos favoritos estrenaron canciones que parecía narraban mi historia; me envolví en mil preguntas sin respuestas, tal vez la más recurrente fue ¿por qué?

Y yo sola tuve que contestarme, dolió darme cuenta que podía ser tierna y sensible con quien no iba a querer quererme; me lastimó saber que mi mejor versión «no fue suficiente» para quien idolatré. Tal vez el problema es idealizar, idealizar personas y relaciones.

Decidí dejar el dolor a un lado y quedarme con el sabor de mis cafés matutinos, con la calidez de los abrazos y las historias de las películas dominicales.

Decidí quedarme con el hecho de que puedo entregarme y que lo que sentí lo podré volver a sentir y si con quien no quiso o pudo quererme fue lindo, con quien sea recíproco será mágico.

Las cosas suceden siempre por o para algo, tal vez esta historia me sirvió para darme cuenta lo que soy capaz de sentir, ya no pienso en ¿si fui importante en su vida?

Porque claramente no es así, prefiero quedarme con lo que yo sentí y en nombre de eso, siempre habrá un deseo lindo para él, siempre agradeceré el haber comentado una foto de Lorena Herrera, siempre tendré ese parque y siempre amaré ese corto tiempo en donde coincidió mi sentimiento y su curiosidad o aburrimiento.

Cuesta trabajo soltar, pero entiendo que no tengo que soltar el deseo de querer bonito y de que me quieran bonito; tal vez en silencio siempre lo querré o tal vez antes de cumplir 40 ya se me haya pasado este sentimiento adultamente adolescente, el corazón tiene que tomarse fuerte de la razón y juntos esperar el momento de volar.

Enriquecí mi forma de querer y me quedo conforme con lo que di, espero que alguna vez me recuerde si se escucha Morat, sobre todo sería lindo que recordara que no hay nada que sepa tan bien como sus labios en Madrid, yo soñaré de vez en cuando con estar en «París de noche», libres siempre fuimos, porque una relación es eso, dos libertades compartidas, pero desde hace unos meses esas libertades ya no se compartían y tal vez hasta terminé siendo señalada por terceros por no hablar claramente de que forma a parte de mi más reciente pasado, pero las cosas son como son y lo repito «por algo».

Para seguir dándole una nueva voz a Caliope fue importante apostar la razón y haber entregado el corazón, por mis amadas líneas y por esa dopamina, ¡qué bueno que lo viví!

Con un suspiro de mí para mí, me despido por esta semana, pero lo hago con una frase de Juan Pablo Isaza: de haber sabido que ese abrazo se iba a terminar, yo te hubiera abrazado más fuerte…

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